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tus valores
La convivencia
Son las siete y media de la mañana. Suena el despertador, hora de levantarse. Mientras te vistes, escuchas una canción de tu cantante favorito a todo volumen en la radio. De camino al colegio cruzas todas las calles sin respetar los semáforos y los coches tienen que frenar en seco para no atropellarte. Al llegar al colegio, aunque hay compañeros en la fila, te abres paso a empujones por delante de todos y te pones delante... ¿Qué te parece todo esto? ¿Es lo que haces normalmente por las mañanas? No, ¿verdad? Porque hay unas normas de convivencia que debemos respetar. No podemos escuchar música a todo volumen a las siete y media de la mañana porque algunos vecinos pueden estar durmiendo; ni cruzar la calle sin respetar los semáforos, porque podemos provocar un accidente; ni pasar los primeros en la fila porque hay una norma que dicta que el orden lo establece el orden de llegada. Eso es así y hay que respetarlo. Esto te muestra lo importante que es la convivencia en nuestras vidas. Convivir implica una serie de normas creadas, acordadas o que simplemente existen y respetamos por lo que llamamos “sentido común”, para poder vivir en orden, armonía y respeto. Normas en casa con la familia; en el colegio con profesores y compañeros; en el barrio con los vecinos, en los espacios y servicios que ocupamos y utilizamos… y, para acabar, en el planeta Tierra, que nos ofrece generoso sus recursos y maravillas naturales y con el que deberíamos convivir también. Sin esas normas de convivencia, nuestra vida y nuestro día a día sería el caos más absoluto y ninguna de nuestras actividades diarias se podría desarrollar con normalidad. En el hogar, aunque no tengamos normas formales y escritas, hay una serie de reglas que damos por hechas y que permiten que la convivencia familiar sea mejor: todos deben colaborar en las tareas del hogar; respetar los horarios para levantarse, acostarse, comer…; se debe consultar si queremos invitar a amigos a casa, o incluso si alguien quiere tener una mascota... Todos compartimos un espacio reducido y debemos convivir. La convivencia escolar tiene unas normas sencillas pero bien definidas. Los chicos vais creciendo año tras año, y en la escuela asimiláis nuevos conocimientos a la vez que las pautas de convivencia que os acompañarán toda vuestra vida. A veces pensamos que los profesores no paran de insistir en la puntualidad, la higiene, el orden, levantar la mano para preguntar... Lo repiten una y otra vez. Pero es que ellos saben bien que todo eso hay que interiorizarlo para que, al final, lo hagáis sin pensar. Si lo conseguís, en el futuro tendréis mucho ganado para convivir en el mundo de los adultos y comportaros adecuadamente en cualquier lugar. Por último, y tan importante como las demás convivencias, debemos mimar y cuidar especialmente nuestra convivencia humana con el planeta Tierra. Las plantas, los animales, los seres humanos... Todos compartimos este maravilloso espacio en el universo. Si no sabemos convivir los unos con los otros y respetarnos al máximo, cada vez habrá más especies de animales y plantas en peligro de extinción; el hielo de los polos seguirá desapareciendo y el nivel de las aguas creciendo; habrá más contaminación en el aire... Y todo porque el ser humano se comporta de forma egoísta y no respeta las normas básicas de convivencia, que al final nos afectan a todas las personas por igual. Tenemos que tener esperanza de que, entre todos, podemos inventar las maneras de frenar este deterioro. Si todos acordamos normas y sistemas para hacerlo, bastará con atenerse a esas normas para que este maravilloso planeta siga girando repleto de vida durante miles de años más.
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